- Reduce los lavados: intenta evitar lavarte el pelo todos los días para dejar que los aceites naturales de tu cabello aporten un extra de hidratación, esencial para el invierno.
- Asegúrate de que el agua no esté demasiado caliente: la tentación de quedarse ahí todo el día es fuerte, pero cuanto menos tiempo pases bajo el agua caliente, menos probabilidades tendrás de que tu pelo tenga las raíces más débiles o rotas. Además, las duchas frías son mejores para el planeta, ya que reducen el consumo de energía: puedes cerrar la ducha mientras te lavas el pelo para ahorrar agua y energía. Un aclarado más frío ayuda a cerrar los folículos pilosos, haciendo que tu pelo esté más brillante.
- Intenta evitar cepillarte el pelo cuando esté mojado: deja que se seque de forma natural antes de cepillarlo y quédate en casa mientras se seca. El frío puede hacer que los tallos capilares húmedos se expandan, provocando la decoloración y la aparición de puntas abiertas.
- Utiliza un tratamiento capilar semanal: las mascarillas capilares que nutren en profundidad son esenciales para fortalecer las hebras y retener la hidratación.
- Masajear el cuero cabelludo: un masaje del cuero cabelludo durante la ducha ayuda a estimular la circulación donde es necesario, mantener el cuero cabelludo sano y favorecer el crecimiento del cabello.