Tratamientos químicos — Los tratamientos químicos como la decoloración y las planchas son duros, especialmente en el pelo rizado, que tiende a ser más delicado y frágil. Tratar tu cabello químicamente con demasiada frecuencia puede romper la estructura de tu cabello y hacerlo aún más poroso de lo que es naturalmente.
Lavado excesivo — El lavado excesivo de las hebras elimina la humedad y los aceites naturales del cuero cabelludo, lo que provoca daños en el cabello. Sobre todo si utilizas un champú con sulfatos, que resecan mucho el cabello rizado. Utiliza un champú sin sulfatos y lávalo como máximo una o dos veces por semana.
Peinado brusco — El peinado brusco, el desenredado e incluso la fricción con la almohada pueden provocar roturas y absorber la humedad de las hebras ya frágiles. Trata tus rizos con suavidad, cepillando el pelo adecuadamente y envolviéndolo en un pañuelo de satén por la noche para evitar que se rompan y se encrespen.
Utilizar productos inadecuados — No todos los productos capilares son buenos para las personas de pelo rizado. Muchos productos son demasiado pegajosos o secantes para el cabello rizado que ya está reseco. Utiliza sólo productos específicos para el cabello rizado en tu rutina.
Daño por calor — El daño por calor causado por el peinado con calor es una gran amenaza para tus rizos. La sobreexposición del cabello al calor de los secadores y otras herramientas calientes cambia la forma de las proteínas de queratina del cabello. Esto conduce a una pérdida de elasticidad, hebras más débiles y, finalmente, daños en el tallo del cabello.