El Black Friday es una tradición estadounidense, vinculada al Día de Acción de Gracias, que se ha extendido por todo el mundo en los últimos años. Según la costumbre transmitida por los pioneros estadounidenses, el Día de Acción de Gracias se celebra el cuarto jueves de noviembre: no hay una fecha fija, es variable de manera similar a nuestra Pascua. Pero sea cual sea la fecha, a partir del viernes siguiente comienza oficialmente la temporada navideña con el llamado Black Friday.
El Black Friday se caracteriza por los descuentos vertiginosos que, en ocasiones, se prolongan durante todo el fin de semana hasta llegar al temido Cyber Monday, un día dedicado a las promociones en artículos tecnológicos. Este impulso al consumo impulsivo es sumamente dañino: nos lleva a comprar cosas que no necesitamos y que corren el riesgo de ser desechadas por inutilización.
En los últimos años, sin embargo, algo ha cambiado, gracias a la llegada del Green Friday, un movimiento nacido en Francia en 2017 para proponer una alternativa sostenible a su más conocido hermano Black Friday. Esta elección de consumo consciente se ha vuelto más popular a medida que nuestro conocimiento del cambio climático y el impacto de la humanidad en este proceso se ha expandido y está bien definido.